jueves, 16 de agosto de 2007

Desde la nocturnidad, con cariño.

Hoy es mi enésima noche como trabajador nocturno. Esta noche es además, especial. En este momento soy el UNICO empleado de la clínica que debe estar despierto. Hay muy poquito curro, así que todos se han ido a acostar. Además es festivo, así que aqui no vendrá ni el tato... bueno, quizá venga alguno, a las seis de la mañana, a que le vea el médico para no ir a trabajar mañana. Mi única compañera ahora mismo, la radio de mi móvil, suena sin que le haga mucho caso. Los deportes de la cope en verano son un rollo.
Es por eso, y por la inminente llegada de los exámenes, que me he traido los apuntes. Esta noche toca derecho constitucional. No es que sea un temario excesivo, pero es que la noche está hecha para dormir, y por sa misma premisa, mis ojos, después de mucho leer, empiezan a caer.
En estos momentos, ante la maraña de apuntes, vienen a mi mente los recuerdos de aquellos años infantiles, en los que la docencia era simple, en aquellos años de las tierras australes, en las que el uniforme era americana y corbata, la camisa blanca, que debía estar siempre inmaculada (imposible para un niño de siete años), de lo contrario te quedabas castigado hasta las ocho de la noche.
A pesar de esas cosas, nunca olvidaré aquellos años, que eran divertidos por los juegos, entretenidos en las asignaturaas, y gratificantes para el conocimiento. No como ahora, que hay que sacar el tiempo de la managa para estudiar cosas que, en algunos casos, no encuentras la utilidad que pueden tener para tu desarrollo en el futuro profesional.
Pasando a otros temas, ayer, por fin, salí a dar una vuelta. S. tenía muchas ganas de verme, según dijo ella, y bueno, si alguien tiene ganas de verme, no seré yo quien le de una desilusión. Pasamos un rato muy agradable, con unas amigas suyas, y luego nos fuimos a dar una vuelta los dos solos...Después, puede conmigo, como siempre. A veces me da un poco de miedo todo esto... Por la edad, por mi falta de tiempo, porque no quiero nada más, ni comerme la cabeza, porque creo que ya no valgo para novio...
¿Por qué me comeré tanto la cabeza para ciertas cosas?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es realmente complicado no comerse la cabes, y más, si es en cosas del corazón.

Déjate llevar, disfruta y que pase lo que tenga que pasar...

Aysss!!! Que recuerdos de la escuela y también de las noches estudiando en el hospital.
Me gusta ver que tenemos cosas en común.

Un besazooo

Esther dijo...

¡Síi! La infancia era lo mejor. Para mí, era la mejor época de la vida. Ahí, donde todo era fácil y no habían tantos problemas y no se sufría de desamores,ni nada. Éramos más animados pues, jugábamos a un montón de cosas, por ejemplo, a los columpios. Pero, cuando te haces adulto todo se convierte en más aburrido, si alguien te ve columpiándote, por ejemplo ¡Uy! Nos hacemos además, más sosos porque perdemos el entusiasmo en muchas cosas, por ejemplo a participar. Si te dijera que todo ello lo echaba tanto de menos que hasta en mi desesperación llegué a hacer brujerías... ...sí, algo muy loco y tonto pero, al menos, ya no puedo decir que no lo intenté.

Qué bueno que ya parezca que tienes a alguien. A ver si sale bien. Yo, si te digo la verdad, también tengo miedo a esas cosas; nunca me he lanzado por temor a que un chico se aburra de mí, porque no me veo capaz, y qué sé yo por qué cosas más y así y así... ...he perdido bastantes oportunidades y sigo perdiendo. No, éso no es bueno y te lo digo por experiencia, aunque para mí no es fácil dejar esa actitud. Pero, te digo que si puedes evitar esa actitud, que no la sigas, si no quieres que te pase lo mismo que a mí ¡Ánimo y que todo marche bien!

Saluditos.